Svínafellsjökull: un paseo con crampones por un glaciar de Islandia
El Vatnajökull, el glaciar más grande de Islandia, es
también el mayor de Europa en cuanto a volumen, aunque el segundo en área. En
esto le supera el Austfonna del archipiélago de las Svalbard en Noruega.
Bajo la capa de hielo, que en algunos lugares llega a alcanzar un espesor de hasta 1.000 metros, se encuentran algunos de los volcanes más activos, entre ellos el Grímsvötn, el Öræfajökull y el Bárðarbunga.
Bajo la capa de hielo, que en algunos lugares llega a alcanzar un espesor de hasta 1.000 metros, se encuentran algunos de los volcanes más activos, entre ellos el Grímsvötn, el Öræfajökull y el Bárðarbunga.
El Vatnajökull tiene alrededor de unas treinta lenguas
glaciares, todas ellas con su propio nombre terminado también en jökul (glaciar). En Svínafellsjökull, una de las del lado sur, muy cerca de
la reserva natural de Skaftafell, es donde realizamos nuestro paseo con
crampones.
Svínafellsjökull es muy popular entre los turistas porque es
accesible y el paseo sobe el hielo no presenta demasiadas dificultades. Aun
así, no deja de tener su peligro y por supuesto hay que hacer siempre caso del
guía.
Aquí no se puede esperar ver una extensión de hielo de una blancura
prístina. Tampoco es que haga falta.
El hielo está veteado de gris debido a la intensa actividad
volcánica de la isla. Además de las cenizas expulsadas por los volcanes a lo
largo de los años, también se deposita arena traída por el viento (que en
Islandia puede llegar a ser muy intenso), especialmente cuando hace un tiempo
que no ha llovido. Hay que recordar que la inmensa llanura de Skeiðarársandur
se encuentra a los pies mismos del glaciar.
Una cosa que aprendimos es el motivo por el que el hielo en
las grietas de los glaciares es tan azul. Los glaciares se forman con la nieve
caída (no con agua congelada, hay que acordarse). A medida que la nieve se acumula, se compacta
cada vez más y más debido al peso, en un proceso que dura cientos de años.
Finalmente, el hielo se encuentra tan comprimido que ha perdido todo el aire
almacenado en su interior. Y de ahí el color azul.
Una reflexión: hace solamente treinta años, el glaciar continuaba hasta la punta del promontorio de la derecha. Desde luego, en la foto es difícil apreciar las dimensiones (que son considerables), pero la idea de que haya menguado tanto en tan poco tiempo resulta preocupante.
Una reflexión: hace solamente treinta años, el glaciar continuaba hasta la punta del promontorio de la derecha. Desde luego, en la foto es difícil apreciar las dimensiones (que son considerables), pero la idea de que haya menguado tanto en tan poco tiempo resulta preocupante.
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