Skógafoss en Islandia, la cascada perfecta


En el sur de Islandia, en los acantilados de lo que antiguamente era el litoral, se encuentra Skógafoss, una de las cascadas más grandes de la isla (tiene unos 25 metros de ancho, con una caída de unos 60 metros).



Viajando en dirección este por la Hringvegur (la carretera de circunvalación de la isla), nada más sobrepasar un saliente del acantilado, aparece de repente a la vista, majestuosa y perfecta.



El camino hasta la base de Skógafoss es totalmente llano, por lo que es posible acercarse mucho. Lo suficiente para admirar los arcoíris que se forman con la espuma que produce esta cascada tan poderosa.



Existe una leyenda que cuenta que un vikingo llamado Þrasi Þórólfsson escondió un cofre lleno de oro tras esta cascada. El que más cerca estuvo de recuperarlo fue un chico que logró agarrar la anilla, pero al tirar se desprendió del cofre y se quedó con ella en la mano.




En el lado derecho de la cascada hay unas escaleras que permiten subir hasta un mirador para contemplarla desde arriba. Las vistas desde aquí son impresionantes, pero desde luego el río Skógá tiene todavía mucho de ofrecer.




Partiendo del mirador hay un camino que discurre a lo largo del río. De hecho, es el comienzo de la famosa ruta que lleva hasta el paso Fimmvörðuháls, entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull, y que luego continúa hasta Þórsmörk. Desde allí, si se quiere, se puede seguir otra famosa ruta, Laugavegurinn, que lleva hasta Landmannalaugar.


Así que estamos en la frontera de las Tierras Altas de Islandia, pero hay que dejar de soñar. Por esta ruta se tardaría unos cinco o seis días y para empezar no disponemos de tanto tiempo. Llegaremos a Landmannalaugar, pero por la F208 y en coche…


De momento, nos conformamos con dar un paseo río arriba, que no es poco. El Skógá discurre entre colinas ondulantes de un verde intenso y de vez en cuando encontramos pequeñas cascadas (en total hay más de 20, aunque claro, no las vemos todas), cada cual más bonita. Cuando vemos que se nos echa el tiempo encima, volvemos con cierta pena, ya que el paisaje es una maravilla.

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