Diamond Beach en Islandia: un diamante no es para siempre
Después de visitar Jökulsárlón, el famosísimo lago glaciar
de los icebergs, se puede cruzar la Hringvegur (la carretera de circunvalación
de la isla) y llegar hasta Diamond Beach. Y sin necesidad de haber cogido el
coche.
El motivo por el que a esta playa de arena negra, que es una
pequeñísima parte de la llanura glaciar de Breiðamerkursandur, se le ha
bautizado con este nombre es evidente nada más llegar.
Los icebergs que se han desprendido de la lengua glaciar de Breiðamerkurjökull
y han quedado a la deriva en Jökulsárlón, todavía han realizado un último
viaje. El lago está conectado con el océano por un corto canal, el río Jökulsá,
al final del cual se encuentra Diamond Beach.
Así es como los bloques de hielo terminan llegando hasta el Atlántico.
En el camino han ido perdiendo cada vez más volumen a medida que se derretían y
en el océano reciben los últimos toques. Allí, mientras se funden rápidamente,
son pulidos por las olas para finalmente quedar depositados en la playa, brillando
como gemas en la arena negra.
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