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Mostrando entradas de febrero, 2023

Escocia: el castillo de Saint Andrews junto al mar

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Un curso de agua poco importante, el Kinness Burn, fluye cerca del centro de Saint Andrews, rodeándolo primero por el sur y luego por el este antes de ir a parar al mar del Norte. En su desembocadura, río afuera, comienza la playa de East Sands. Y río adentro, debajo mismo de las ruinas de la catedral, es donde está el pequeño puerto de la ciudad. Un largo malecón de piedra lo protege, ofreciendo de paso magníficas vistas no solo del puerto en sí, de la playa y de los roquedales, sino también de las ruinas de la catedral en lo alto del promontorio y, un poco más lejos, del castillo adentrándose en el mar. Deambulamos un rato por el colorido muelle y sus alrededores antes de dirigirnos al castillo. Muy cerca de donde el malecón toca tierra firme hay una pequeña rampa de piedra que permite llegar hasta un rincón en la orilla del mar. El camino hacia las ruinas del castillo discurre por encima, bordeando la accidentada línea de costa. Entre la densa vegetación que crece en los acantilados

Escocia: todos los caminos llevan a la catedral de Saint Andrews

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Saint Andrews, en el histórico Reino de Fife, es una ciudad pequeña y coqueta. Esto se nota nada más bajar del autobús, que nos ha dejado en pleno centro. Lo siguiente es descubrir que todas las calles principales conducen hacia el este, trazando el dibujo de una mano extendida (o quizás una estilizada concha de peregrino), para converger en un mismo sitio. Lo que se encuentra en ese sitio (no podía ser cualquier cosa) son las ruinas de la catedral, que en su día fue la mayor y más importante de toda Escocia. Comenzada alrededor del año 1160, la catedral de Saint Andrews tardó unos 150 años en concluirse. En 1318, cuando fue finalmente consagrada, Robert the Bruce asistió a la ceremonia: podemos imaginar la grandiosidad del momento cuando, según cuenta la historia, recorrió la nave montado a caballo. El edificio tuvo que ser impresionante, a juzgar por los restos que se conservan. Sin embargo, no se puede decir que la suerte le favoreciera especialmente. En 1272, antes incluso de haber