Strokkur junto a Geysir en Islandia
Siguiendo nuestra ruta por el Círculo Dorado de Islandia,
decimos adiós con pena a la impresionante cascada Gullfoss y continuamos hacia
el valle de Haukadalur, que está muy cerca, dejando para el final el parque
nacional de Þingvellir.
Haukadalur (valle del
halcón) es un área geotermal muy conocida principalmente por sus géiseres.
Fuentes escritas que datan de 1294 ya mencionan que en ese
año un terremoto activó nuevos géiseres en esta zona y arruinó otros existentes.
De los seis que Haukadalur tiene actualmente, los dos
mayores son los más famosos: Geysir y Strokkur.
El primero de ellos, Geysir, cuyo nombre proviene del verbo geysa (emanar, salir a chorros), es el que da su nombre a este tipo de
fuente termal.
La dinámica de este géiser ha ido variando a lo largo de los
siglos, alternando distintos ciclos de actividad con largos periodos de calma.
Dado que la última vez que erupcionó fue en febrero de 2016, en la actualidad
se le considera dormido, aunque por supuesto nunca se sabe.
Ver a Geysir en acción debía ser sensacional. Podía lanzar
columnas de agua que llegaban a superar los 80 metros de altura. En el año
2000, debido a un terremoto, alcanzó incluso los 122 metros y las erupciones
duraron dos días. Casi nada…
Pero si lo que se busca es fiabilidad, para eso está Strokkur.
Éste, que se encuentra a pocos metros de Geysir, es ahora el único géiser
activo de Haukadalur.
Strokkur tiene una regularidad que para nosotros los
turistas resulta maravillosa. Con un periodo de 5 a 10 minutos entre
erupciones, alcanzando alturas de unos 15 a 20 metros (ha llegado en ocasiones a los 40
metros), este géiser es capaz de hacer las delicias de todos los visitantes.
Los géiseres son un fenómeno bastante raro en la naturaleza,
ya que para su formación se requiere la combinación de diferentes condiciones
muy específicas (roca caliente, agua, conductos naturales, depósitos minerales que
consoliden su interior). De ahí su fragilidad. Si alguna de esas condiciones
cambia, ya sea por causas naturales o por la acción humana, su actividad puede verse
perturbada o cesar.
Por cierto, se puede considerar a Geysir una víctima de la
irresponsabilidad humana. Ya que sus ciclos no eran muy fiables, en los años 80
y 90 del siglo XX se intentaba estimular sus erupciones arrojando jabón en el
agua, especialmente con motivo del día de la independencia de Islandia (17 de
junio). Afortunadamente, esto ya no se hace. Más vale tarde que nunca, como se
suele decir.
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