Þingvellir en Islandia: el rift y el Þing
Después de haber tenido la oportunidad de admirar primero la
cascada Gullfoss y luego Strokkur en el campo de géiseres de Haukadalur, concluimos
nuestra ruta por el Círculo Dorado de Islandia con una visita al parque
nacional de Þingvellir.
El valle de Þingvellir (explanada
de la asamblea) fue establecido como parque nacional en 1930 debido a su
importancia geológica, histórica y cultural.
El área en que se asienta el valle se expande constantemente
debido a la deriva continental. Las placas tectónicas norteamericana y eurasiática
se separan aquí a razón de unos dos centímetros por año. Esto produce tensiones
en el terreno que se acumulan durante largo tiempo para liberarse luego
repentinamente, produciendo fracturas.
Las fallas y fisuras son visibles a ambos lados del valle. Su extremo este está delimitado por la falla de Hrafnagjá. La de Almannagjá, en el lado oeste (que es donde nos encontramos) es la más
grande. Este cañón, con una profundidad en algunos puntos de hasta 40 metros,
tiene una longitud de 7,7 km.
Por el valle discurre el río Öxará que después de haber
atravesado Almannagjá formando una cascada, fluye en dirección sur para
encontrarse finalmente con el Þingvallavatn, el mayor lago natural de Islandia.
Þingvellir tiene un gran protagonismo en la historia de
Islandia. En el año 930 se fundó aquí el Alþingi (la asamblea de todos) la institución parlamentaria más antigua de
la que se tiene noticia.
Durante dos semanas cada verano, los colonos de la recién
formada nación de Islandia se reunían aquí para deliberar, formular leyes y
resolver disputas. Las asambleas se celebraban al aire libre y tenían lugar en
el Lögberg (roca de la ley). Aunque
no se conoce su ubicación exacta, se cree que se encontraba junto a Almannagjá,
ya que este lugar reúne las características que debieron necesitar: una plataforma
natural elevada sobre la planicie, desde la que pronunciar discursos y exponer
argumentos.
En 1262, Islandia pasó a formar parte de la corona de
Noruega. Esto supuso que el Lögberg fuera ya innecesario. Sin embargo, todavía siguió
funcionando aquí el Lögrétta (consejo de
la ley), aunque sólo como tribunal de justicia.
Bajo la autoridad del reino de Noruega, Þingvellir pasó a
ser escenario de castigos y ejecuciones. El Drekkingarhylur (piscina de ahogamientos) en el cauce del
río Öxará, es tristemente famoso por este motivo. Durante los siglos XVI y XVII, al menos 18 mujeres condenadas por delitos como adulterio o infanticidio fueron ahogadas aquí.
Al ser un lugar tan importante en la historia de Islandia, Þingvellir
llegó a convertirse en un símbolo de la unidad nacional durante los esfuerzos por la
independencia en los siglos XIX y XX. Finalmente, el 17 de junio de 1944,
aniversario del nacimiento de Jón Sigurðsson, líder del movimiento, fue proclamada
aquí la independencia del país.
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