Landmannalaugar, montañas de colores en Islandia


Landmannalaugar (la tierra de los hombres donde brotan aguas termales), en las tierras altas de Islandia, es un paraíso para los senderistas. Este lugar forma parte de la Reserva Natural de Fjallabak (Friðland að Fjallabaki) y es conocido por su intensa actividad geotérmica y por la extraordinaria belleza de sus paisajes.

La ruta que nosotros elegimos es un recorrido circular que parte del refugio, a los pies del campo de lava de Laugahraun e incluye la subida al monte Brennisteinsalda.



Con las vistas a las laderas del Barmur a nuestra izquierda, caminamos en dirección sur bordeando el campo de lava, hasta que nos encontramos frente al monte Bláhnúkur (pico azul), que para mí tiene más de negro y verde que de azul. El verde no es precisamente por la vegetación, que es muy escasa, sino por el color de las rocas.



La subida al Bláhnúkur también es una ruta muy popular, pero no tenemos tiempo para tanto. Dejando la montaña a nuestra izquierda, nos adentramos por la garganta de Grænagil (garganta verde) con el campo de lava siempre a nuestra derecha.



El campo de lava de Laugahraun se formó en una erupción que tuvo lugar alrededor del año 1477 en las laderas del monte Brennisteinsalda.





Este campo de lava es especial ya que su origen se debe al sistema volcánico del Bárðarbunga, a diferencia de las montañas multicolores que lo rodean, de cuya formación es responsable el sistema del Torfajökull.



Nos adentramos en el campo de lava, caminando entre afiladas rocas de obsidiana para llegar a una zona con fumarolas a los pies del monte Brennisteinsalda.



La subida al Brennisteinsalda es bastante cómoda. En principio, puede impresionar el hecho de saber que tiene 855 metros de altura. Sin embargo, el desnivel no es muy importante ya que estamos en las tierras altas, que se encuentran por encima de los 500 metros.



Desde la distancia, el color predominante del Brennisteinsalda era el rojo, que es debido a la presencia de hierro. Durante la subida, es el amarillo el que prevalece y el que le da su nombre (ola de azufre).



Si ya todo el camino ha sido un verdadero placer para la vista, desde lo alto la panorámica es espectacular, a pesar de las nubes bajas. Estamos rodeados de montañas de infinitas formas y colores que parecen pintadas al pastel. Resulta irreal, maravilloso y completamente extraterrestre.




Con la sensación de que estas montañas de riolita van a dejar una huella imborrable en nuestra memoria, caminamos cuesta abajo en dirección a las gargantas de Vondugil.





Aunque aún hay que caminar un trecho y todavía tendremos la ocasión de cruzar una vez más el campo de lava de Laugahraun, nos vamos despidiendo de todo con cierta pena, ya que cada paso que damos nos acerca de nuevo al refugio y con esto al final del paseo.





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