Háifoss desde las alturas en Islandia


En las tierras altas de Islandia, a no demasiada distancia del temible Hekla, uno de los volcanes más activos de la isla, se encuentra Háifoss.

Para empezar, hay que decir que esta cascada no está sola.



Antes de precipitarse al vacío, el río Fossá se divide en dos brazos, por lo que tenemos dos cascadas, cada una extraordinaria por derecho propio, pero tan próximas entre sí que ambas caben en la misma foto.



Háifoss (cascada alta) la protagonista, con una caída de 122 metros, es una de las cascadas más altas de Islandia.


Háifoss

Su vecina, Granni (vecina) valga la redundancia, es algo más pequeña. Esta cascada tiene una altura de 100 metros.


Granni

Tan dignas de admiración como los saltos de agua, son las paredes de este acantilado, que tiene una antigüedad de cerca de 2 millones de años, donde son visibles las distintas capas de roca volcánica.



Desde esta garganta, el río Fossá discurre en dirección suroeste a través de un estrecho valle, para encontrarse finalmente con el Þjórsá, que con sus 230 Km es el río más largo de Islandia.



Háifoss también tiene un lugar en las leyendas de la isla. Aquí tenía su hogar una ogresa solitaria que vivía de las truchas que pescaba y amenazaba a todo el que se osara acercarse.



En una ocasión, un grupo de viajeros acampó en las cercanías. Uno de ellos era un chico joven, al que no se le ocurrió otra cosa que arrojar una piedra al precipicio.

Como era de esperar, a la ogresa no le hizo ninguna gracia, así que aguardó a que cayera la noche para acercarse sigilosamente al campamento, agarrar por los pies al culpable y arrastrarlo fuera de la tienda.

Afortunadamente para el chico, sus compañeros despertaron a tiempo y consiguieron agarrarle de los brazos. De este modo, comenzó un tira y afloja que concluyó cuando la ogresa finalmente tuvo que desistir.

Sin embargo, el chico quedó tan lastimado con el forcejeo que tuvo que guardar cama durante un mes.



Una historia con moraleja, supongo.


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