Entre calles y canales en el centro de Gante

Mi primera impresión acerca del Rabot es que recibe menos atención de la que merece, pese a encontrarse en el centro de Gante. Se diría que los turistas ignoran su existencia, excepto unos pocos que llegan en algún paseo guiado en barco. Por lo que se refiere a la gente de aquí, supongo que es la fuerza de la costumbre la que les impide ver nada extraordinario.

El Rabot (que, para entendernos, significa esclusa) formaba parte del sistema de defensas de la ciudad. Fue construido entre 1484 y 1491 justo en el lugar donde el Lieve tenía una de sus esclusas.

El Lieve es un canal artificial. Se comenzó a excavar en el año 1251 con el objeto de mejorar la conexión de Gante con el mar del Norte (esto era algo de enorme importancia para la ciudad, ya que su prosperidad se basaba en el comercio). Para salvar el desnivel había una serie de esclusas, la primera de las cuales estaba aquí.


Gran parte del Lieve ha desaparecido, pero todavía se conserva un pequeño tramo que discurre entre el Rabot y el río Leie, en el casco antiguo de Gante. Además, el canal no ha perdido su función como foso del Gravensteen, el Castillo de los Condes de Flandes.




Al sur del castillo, en la confluencia del Lieve con el Leie, se localiza la Oude Vismijn, la antigua Lonja de Pescado. En su interior está ubicada la oficina de información turística.


Acurrucado junto al Gravensteen, como si quisiera resguardarse bajo su protección, se encuentra el Patershol. Este barrio histórico ocupa la V que forman el canal y el río. Sus estrechos callejones casi consiguen crear la ilusión de que el tiempo se ha detenido.


Las calles se animan en los límites del barrio. Ejemplos de preciosa arquitectura tradicional abundan por todas partes, en especial en las márgenes del río Leie. O quizás es el encanto añadido del agua.






Varado al sur de la confluencia como un gran cetáceo (o tal vez un animal prehistórico) hay un edificio negro, mazico y alargado. Durante siglos fue un mercado central dedicado a la venta de carne. Luego se ha utilizado para cosas muy diferentes, pero de su función original todavía conserva el nombre: Groot Vleeshuis.



Siguiendo el curso del río Leie hacia el sur (al sur y aguas arriba) uno se ve flanqueado de repente por los históricos Graslei (muelle de las hierbas) y Korenlei (muelle de los granos). Estos muelles, muy activos ya desde el siglo XI, fueron en su día el centro del comercio de cereales de todo Flandes. Hoy, como en el pasado, en Graslei y Korenlei hay gran ajetreo, pero ahora es a causa de las Gentse Feesten (las fiestas de Gante).




El montaje de las Gentse Feesten lo inunda todo y se extiende hasta el puente de Sint-Michiel, pero no va más allá. Es como una frontera mágica. Traspasado el puente, río arriba y hacia el sur, el paseo solo ofrece bellas vistas de una ciudad dedicada a su rutina diaria.


El centro histórico de Gante limita al sur con el Ketelvest, que es otro canal artificial. Se excavó en el siglo XI para formar una conexión entre los ríos Leie y Schelde varios cientos de metros antes de su confluencia natural. En otras palabras, con la creación del Ketelvest se completó el cinturón defensivo alrededor de la ciudad.

Gante es la celosa guardiana de La Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck, una obra maestra que casi seiscientos años después sigue inspirando a otros artistas. Sin ir más lejos, el dúo francés Monkey Bird Crew ha creado su versión en el Ketelvest. Se titula La Sonate du Canal y está en la fachada trasera de la sala de conciertos Ha Concerts.


El Ketelvest se une con el Schelde justo en el punto donde este último traza una curva. El moderno edificio de acero y cristal que aparece bordeado por el agua es la biblioteca pública De Krook. Su nombre hace alusión a la curva que describe el río.


Como en un relato fantástico, una encrucijada acuática se presenta ante De Krook. Para poner rumbo al norte, en dirección a la confluencia del Schelde con el Leie, de vuelta al casco histórico y a terreno conocido, habrá que elegir la vía más angosta. Y será también la más oscura, ya que una parte discurre bajo tierra.


Al otro lado, y no es broma, aguarda el castillo del diablo, que, para ser sinceros, no tiene nada de siniestro. En el siglo XIII, el Geeraard de Duivelsteen (el Castillo de Gerardo el Diablo) fue propiedad de un caballero de nombre Geeraard van Gent. Por motivos que se desconocen, ya fuera por su aspecto físico o por su carácter, a este caballero se le llamó De Duivel (el diablo). Lo que sí se sabe es que le gustaba, ya que se refería a sí mismo con este apodo.


Hace tiempo que el Geeraard de Duivelsteen perdió su torre del homenaje y es una lástima, porque sería la cuarta en la famosa hilera de torres medievales de Gante. En efecto, como hitos gigantes que señalan la ruta desde el Geeraard de Duivelsteen hasta el puente de Sint-Michiel, se suceden ordenadamente las torres de la catedral de Sint-Baafs, el Belfort y la iglesia de Sint-Niklaas.


Pero por qué continuar en línea recta siguiendo el ya familiar camino de los monumentos si se puede ir vagando por las calles adyacentes y acabar de todos modos en el mismo sitio. Quién sabe. Cosas interesantes podrían esconderse en cualquier parte.






Interesante, por no decir emocionante, tuvo que ser un descubrimiento que se produjo muy cerca del puente de Sint-Michiel. Fue en el año 1976. Durante las obras de demolición de un edificio localizado a la altura de la iglesia de Sint-Niklaas, se descubrió que tras la ruinosa fachada del siglo XIX estaba oculta una obra de piedra del siglo XVI. El consiguiente estudio reveló que se trataba de la largamente perdida Metselaarshuis, la Casa Gremial de los Albañiles.

Bellamente restaurada, la antigua Metselaarshuis disfruta ahora de una nueva vida. En lo alto bailan su danza morisca las seis figuras creadas por el polifacético artista Walter De Buck.


Walter De Buck (1934-2014) fue escultor y cantante, entre otras muchas cosas, además de impulsor de las modernas Gentse Feesten, las fiestas de Gante. Tanta iniciativa en una sola persona…

 

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