Los barrios de Topanas y Evraiki, el antiguo oeste de Chania


El casco histórico de Chania, localizado a orillas del antiguo puerto veneciano, está confinado dentro de los límites de la muralla del siglo XVI. O lo estaba, para ser exactos, ya que a principios del siglo XX se derribaron los muros del lado sur para permitir la expansión de la ciudad.

Desaparecida la barrera, se puede considerar la calle Chalidon como la principal vía de entrada. Por otro lado, sirve de nexo entre las dos Chanias, la nueva y la vieja. En su recorrido de sur a norte conecta la plaza 1866, el centro de la ciudad moderna, con la plaza Sintrivani, situada en el corazón mismo de la ciudad antigua. Y al mismo tiempo divide el casco histórico en dos, separando los distritos de Kastelli y Splantzia al este, de los de Topanas y Evraiki al oeste.

Tras la conquista otomana en 1645, la ciudad se organizó con los turcos establecidos mayoritariamente en los barrios de Kastelli y Splantzia, los cristianos en Topanas y los judíos en Evraiki.

Ahora estos últimos, Topanas y Evraiki, son los más turísticos en una ciudad amada por los turistas. Sus estrechos y coloridos callejones están llenos de pequeños hoteles, restaurantes y tiendas de souvenirs.







Esto es especialmente cierto para la calle Kondylaki, la arteria principal del barrio de Evraiki. Hay otra cosa que la hace singular y es que es ligeramente más ancha. Se planificó de este modo para facilitar el paso de los carruajes que transportaban las mercancías desde el puerto. Así que es de imaginar que desde sus comienzos ha aguantado mucho ajetreo, aunque es probable que los embelesados transeúntes de hoy en día no seamos tan ruidosos.


Todo nos parece fascinante, incluida la forma en que los edificios se modifican y reutilizan cada vez que los tiempos cambian. Por casualidad nos enteramos de que lo que comenzó siendo una iglesia durante la era veneciana se convirtió en una mezquita durante el período otomano, se transformó en residencia privada durante el siglo XX y ha terminado (de momento) siendo una tienda.

Una parte del suelo es transparente para dejar a la vista los restos de tumbas de la época veneciana. Pero lo más llamativo es de sus tiempos como mezquita: todavía se conservan el mihrab y la base del minarete, cada uno en su rincón.



Los hallazgos inesperados son constantes. Y ocurre que a veces la mejor manera de encontrar algo en particular es no buscarlo. Casi resulta más fácil, además de gratificante, callejear sin prisa ni rumbo determinado y dejar que se produzca el descubrimiento. Ha sido así como hemos dado con el palacio Renier, ya en el barrio de Topanas. La inscripción en latín sobre la puerta de entrada nos confirma que efectivamente lo hemos logrado.


Dentro del patio interior, maravilloso en su decrepitud, aún se conserva la capilla privada de la familia Renier.




Definitivamente, Topanas es un pequeño laberinto (a su lado Evraiki es un paradigma de calles ordenadas). Pero nos perdemos en él con mucho gusto.







Theotokopoulou, la calle principal de Topanas, discurre paralela al lado occidental de la muralla veneciana. En su extremo norte aún sigue en pie lo que fue el almacén de municiones, en turco tophane, del que todo el distrito toma el nombre.

Y enfrente, sin ir más lejos, hay otros vestigios de la influencia otomana: las fachadas de madera de los pisos superiores, o sachnisia, no son exclusivas del barrio de Splantzia.


Echamos una rápida mirada sobre la muralla veneciana antes de bajar hasta la orilla del mar. Al otro lado del foso se extiende la Chania moderna. Hacia el sur, difuminadas por la distancia, se divisan las Lefka Ori (Montañas Blancas).


Talos, el infatigable guardián de Creta en la mitología griega, tiene dedicada la plaza al final de la calle Theotokopoulou. El lugar y el momento no pueden ser mejores para descansar un rato y esperar tranquilamente la puesta de sol. Como capas de cartulinas, se recortan en el horizonte la isla de Agios Theodoros y las penínsulas de Rodopos y Gramvousa.


Por detrás de todas ellas se hunde un día más el astro rey.


 

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