Creta: el monasterio de Agia Triada en Akrotiri
Esta mañana hemos venido a Akrotiri a ver monasterios.
Akrotiri, que traducido al español sería promontorio, cabo, es una península de forma más o menos redondeada de unos 10 km de diámetro. Se mantiene unida al resto de Creta por un estrecho istmo que separa la ciudad de Chania de la bahía de Souda.
Para muchos turistas, entre los que nos contamos, este pequeño promontorio supone la vía de entrada a Creta, ya que en él se localiza uno de los dos aeropuertos de la isla (el otro está en Heraklion). Es decir, el último lugar donde esperaríamos encontrar pacíficos centros de vida monacal. Pero los hay, no uno, sino dos (monasterios, quiero decir; el tercero que visitaremos está deshabitado y en ruinas). Y no se ven turbados en absoluto por la cercanía de los aviones, o al menos esa es la impresión.
Comenzamos por el monasterio de Agia Triada, que es el más cercano al aeropuerto. Los campos de olivos y viñedos, atendidos con esmero por los monjes, transmiten (o eso me parece a mí) una gran sensación de paz y satisfacción por el trabajo bien hecho. Quizás un adelanto del ambiente que debe respirarse dentro.
El monasterio de Agia Triada Tzagarolon fue fundado en 1611 por un monje y erudito llamado Ieremias Tzagarolos, que era descendiente de una poderosa familia veneciana. En el lugar ya existía un pequeño monasterio, pero Ieremias emprendió la reconstrucción desde cero, diseñando él mismo un complejo mucho mayor. Sabía lo que hacía, además de tomarse en serio su trabajo: se sirvió como modelo de los monasterios del Monte Athos, a donde se dice que viajó, y también estudió e imitó los trabajos de los arquitectos italianos.
Tras la muerte de Ieremias, acaecida en torno al año 1634, fue su hermano Lavrentios, monje como él, quien se hizo cargo de continuar el proyecto.
En 1645, a falta de levantar la cúpula mayor de la iglesia, Chania cayó en manos de los turcos. Para el monasterio de Agia Triada, esto supuso la paralización de las obras, que no se reanudaron hasta varios años después.
Selvili Manastir, que traducido del turco sería monasterio de los cipreses, es el sugestivo nombre con el que fue conocido durante la dominación otomana. Ahora, los laboriosos monjes han transformado el antiguo monasterio de los cipreses en un pequeño y particular edén.
Las celdas de los monjes se distribuyen en torno al patio, de modo que todas tienen vistas a la iglesia principal y al frondoso jardín. Al fondo, elevándose en un rincón, asoma solitaria la cúpula de la pequeña capilla de Sotiras.
La gran iglesia de Agia Triada, completamente restaurada y mantenida con pulcritud, ocupa el puesto de honor en la parte central del monasterio. Una escalera lateral permite subir hasta la terraza.
También se puede subir hasta la base de la torre-campanario, situada justo encima de la entrada principal del complejo.
Desde arriba lanzamos una mirada al exterior y caemos en la cuenta de una cosa: nos habíamos olvidado por completo de que el aeropuerto está apenas a 3 km de distancia.
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