Dean Village y Well Court en Edimburgo: una aldea de antaño y un patio muy particular


Si se tiene en cuenta su longitud, el Water of Leith no es un río demasiado importante, ya que desde su nacimiento en las Pentland Hills hasta su desembocadura en el Firth of Forth recorre poco más de 30 km. Pero es el río de Edimburgo. Su curso atraviesa toda el área urbana en dirección suroeste-noreste, serpenteando desde Balerno hasta el puerto de Leith y pasando muy cerca del centro histórico.

Es en este punto donde se localiza Dean Village, un pequeño vecindario con aire de aldea engastado como una gema entre las elegantes casas de estilo georgiano de esa joya que es la New Town.


Y en efecto, Dean Village comenzó siendo una aldea. De hecho, no se incorporó a la ciudad de Edimburgo hasta el siglo XIX.

Inicialmente conocido  como Water of Leith Village, el pueblo tuvo enorme importancia como productor de harina desde época muy temprana. Ya aparece mencionado en el siglo XII, cuando David I otorgó uno de sus molinos a los monjes de la abadía de Holyrood.

Gracias al aprovechamiento del río, Dean Village pudo gozar de una larga prosperidad que duró más de 800 años. El declive, lento pero inevitable, no comenzaría hasta finales del siglo XIX, a causa de los nuevos molinos impulsados por vapor que se instalaron en el barrio de Leith.

Fue entonces cuando entró en escena John Ritchie Findlay, propietario del periódico The Scotsman, pero también erudito, filántropo e inmensamente rico.

La parte trasera de su nueva mansión en la New Town dominaba el valle donde se asienta Dean Village. Con el doble propósito de mejorar las vistas desde su casa y frenar el deterioro de la zona (sin que importe mucho el orden de prioridades), Findlay compró viejos edificios de apartamentos en mal estado y los hizo derribar para construir viviendas sociales.

El resultado fue Well Court, un conjunto de bloques de apartamentos dispuestos en torno a un recogido patio de vecinos.




Del diseño se encargó Sydney Mitchell, el mismo arquitecto responsable de la nueva casa de Findlay.

Cuando se finalizó en 1886, Well Court estaba en condiciones de ofrecer a la gente trabajadora viviendas modestas pero confortables con alquileres asequibles.

En uno de los edificios (del que ya nos habíamos enamorado incluso antes de entrar al patio) los residentes tenían a su disposición un salón social donde pasar el tiempo libre o hacer fiestas. Los domingos se celebraban allí los servicios religiosos.


Well Court era deseable sin lugar a dudas, pero había ciertas normas que los inquilinos debían observar. Se esperaba de todos que tuvieran buena conducta y el servicio religioso del domingo no era algo opcional. Había también un toque de queda que era necesario respetar, bajo riesgo de tener que pasar la noche fuera.

Para facilitar las cosas (o para que no hubiera excusa), el edificio del salón social tenía una torre del reloj.


Ciertamente, los tiempos han cambiado y ahora, recuperado el encanto original tras una cuidadosa restauración, Well Court es más que nunca el patio de vecinos en el que todo el mundo querría vivir.




Lo mismo se puede decir del resto de Dean Village. Las casas que aún se conservan, así como los antiguos almacenes y edificios industriales, se han renovado y adaptado para los afortunados residentes de hoy en día.




El Water of Leith, libre de las actividades de antaño, ya no es más que un tranquilo oasis de verdor donde el tiempo parece que pasa más despacio.


Y tan solo estamos a cinco minutos andando del centro de Edimburgo.


 

 

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