El barrio de Vegueta en Las Palmas de Gran Canaria: un viaje imaginario en el tiempo y el espacio


Conforme avanza la tarde y el calor disminuye, las encantadoras calles y plazas del barrio de Vegueta, en el casco viejo de Las Palmas de Gran Canaria, se van llenando de visitantes. El momento es ideal para perderse entre los edificios históricos mientras se disfruta del ambiente apacible y cordial del barrio.


 




Las casonas y las pequeñas iglesias, con sus contrastes de paredes encaladas, piedra gris y madera de tea, nos parecen sacadas de una película de piratas. Por supuesto, el parecido entre la arquitectura tradicional canaria y la colonial del otro lado del Atlántico no es casual. Hay que tener en cuenta que la colonización española de América fue inmediatamente precedida por la conquista de Canarias: aquí se creó un peculiar estilo, con influencias principalmente mudéjares y portuguesas, que a continuación se difundió por el Nuevo Mundo.




Una inscripción en el lateral de la ermita de San Antonio Abad nos hace saber que en este lugar se fundó el Real de las Tres Palmas, origen de la actual ciudad.


En 1478, tropas castellanas al mando del capitán Juan Rejón se hicieron fuertes en la orilla sur del barranco Guiniguada. Con el objeto de marcar el lugar donde habían establecido su campamento, los españoles dejaron sin talar tres grandes palmeras (de ahí el nombre de Real de las Tres Palmas). Y de este modo se inició la conquista de la isla de Gran Canaria para la Corona de Castilla, que concluiría cinco años después, en el año 1483.


Pocos años más tarde, en 1492, Cristóbal Colón pasaría por esta plaza. Aquí se encontraba la casa del gobernador, a quien Colón visitó durante su estancia en la isla: su expedición en busca de una nueva ruta hacia las Indias Orientales acababa de comenzar y antes de cruzar el Atlántico necesitaba ayuda para reparar el timón de la Pinta.

Sobre aquel antiguo edificio de la casa del gobernador se localiza en la actualidad la llamada Casa de Colón, un museo dedicado a los viajes del almirante, así como a la historia de Canarias y sus relaciones con América.





La Casa de Colón en realidad no es una, sino que la integran varias mansiones, cuyo conjunto ocupa en total una manzana entera.

Dos de las portadas más espectaculares de la Casa de Colón son recreaciones llevadas a cabo a mediados del siglo XX.


Para la portada de la plazoleta de los Álamos, realizada con piedra amarilla de la cantera de Teror, el autor se inspiró en otra muy similar que se encuentra en el interior del museo, concretamente en el patio del Pozo.


La portada de la plaza del Pilar Nuevo es seguramente la más conocida. Al igual que la de la plazoleta de los Álamos, se construyó en estilo Neocanario, en este caso con piedra verde de la cantera de Tirma.



Junto a la Casa de Colón se localiza la parte trasera de la catedral de Santa Ana. Comenzada a construir a finales del siglo XV, la catedral es una mezcla de estilos. Su fachada neoclásica domina la plaza de Santa Ana.


Este gran espacio abierto, concebido como centro de los poderes civil y religioso, fue la primera plaza mayor planificada de España. Con posterioridad, el modelo se exportaría a las ciudades que los españoles fundaron en América.

En la actualidad varios edificios de diferentes épocas y estilos tienen cabida en esta plaza. Entre ellos destaca un bello ejemplo de arquitectura modernista, obra del arquitecto Fernando Navarro.


Donde abunda la arquitectura modernista es en Triana, el otro barrio histórico de Las Palmas de Gran Canaria.

Localizado al norte de Vegueta, al otro lado del barranco Guiniguada (en la actualidad cubierto por una avenida), Triana es un barrio eminentemente comercial. Su calle principal, un animado paseo peatonal lleno de tiendas, conduce directamente hasta el parque de San Telmo, un lugar ideal para descansar y tomar algo refrescante mientras se hace la hora de que llegue el autobús a la estación de guaguas, que está justo al lado.


 

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