El azul turquesa de las playas de Menorca: Cala Binibeca

El litoral donde se sitúa la zona residencial de Binibeca es mayoritariamente recortado y rocoso. No obstante, aquí y allá pueden hallarse diminutas playas de arena blanca y aguas cristalinas. Una de ellas es Cala Binibeca.


Cala Binibeca se encuentra a algo más de un kilómetro, en dirección este, del muy fotogénico Poblado de Pescadores de Binibeca Vell. La calle que conecta este precioso barrio con la playa discurre a través de la urbanización. Las casas, dignas de sana envidia, se dejan entrever tras las típicas barreras de madera de acebuche.


Un corto paseo basta para llegar sin dificultad hasta la minúscula playa, que aparece rodeada de rocas y un pequeño bosque de pinos.




El chiringuito en la orilla misma, con su puerta roja cerrada a cal y canto (no es una queja), es uno de los elementos más distintivos de Cala Binibeca y lo que la hace realmente inconfundible.



Una manera fantástica de perder la noción del tiempo es dedicarse a contemplar los colores cambiantes del agua mientras se da un paseo por los roquedales que flanquean la playa.





Un islote rocoso es visible en la distancia. Se trata de la isla del Aire, localizada frente al extremo sureste de Menorca. Su faro, con una altura de 38 metros, es el más alto de Menorca.


Construido entre 1857 y 1860, el faro de la isla del Aire fue durante un siglo el más alto de las Baleares: en 1977 le cedió el honor al faro del Moscarter en Ibiza.


Por algo dicen que soñar es gratis, así que mientras nos vamos de Binibeca sueño despierta y me imagino a mí misma disfrutando de mi retiro ideal, ya que aquí he encontrado el rincón perfecto.


 

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