El azul turquesa de las playas de Menorca: Cala Galdana y Cala Mitjaneta


En la costa sur de Menorca, a unos 8 km de la localidad de Ferreries, se encuentra Cala Galdana. Hasta esta amplia playa, seguramente una de las más conocidas de la isla, hemos venido a pasar la mañana para después, ya por la tarde, recorrer un pequeñísimo tramo del llamado Camí de Cavalls.


Creado con propósitos defensivos (su origen se remonta al siglo XIV), el Camí de Cavalls (camino de caballos) es un sendero que discurre a lo largo de todo el litoral de la isla. En este recorrido de circunvalación, 185 km en total, numerosas calas quedan conectadas entre sí.

Como era de esperar, el Camí de Cavalls pasa por Cala Galdana. Esta playa está bastante urbanizada (para ser de Menorca), pero a muy corta distancia y en ambas direcciones se localizan pequeñas calas vírgenes a las que se puede acceder cómodamente a pie gracias al antiguo sendero.


Caminando en dirección oeste se llega a las calas de Macarella y Macarelleta, mientras que hacia el lado oriental se encuentran las de Mitjana y Mitjaneta. Simplemente porque hay que decidirse, optamos por dirigirnos hacia el este.



Para incorporarnos al sendero debemos subir primero hasta lo alto del acantilado que protege la playa. A medida que ascendemos, a la sombra de la abundante vegetación, seguimos recreándonos con el increíble azul turquesa del agua.


Fuera ya de la urbanización, el tramo del Camí de Cavalls que lleva a las calas de Mitjana y Mitjaneta discurre a través del bosque. Bastan apenas veinte minutos de marcha para poder vislumbrarlas entre los árboles, resplandecientes y maravillosas.




Blanquísimos acantilados calcáreos enmarcan este pequeño paraíso de aguas cristalinas. Ese tipo de roca, el popular marés, es muy característico de todo el sur de la isla. Personalmente, a partir de ahora y creo que para siempre, el nombre de Menorca evocará en mí imágenes de blanco deslumbrante y azul turquesa.



Se hace difícil dejar el paraíso, pero no queda más remedio. Después de un último baño en las aguas tranquilas y transparentes de Cala Mitjaneta, abandonamos el sitio que habíamos hecho nuestro a la sombra de un árbol y emprendemos el camino de regreso.


Ya de vuelta en Cala Galdana, nos asomamos al mirador de Sa Punta para disfrutar de la vista panorámica antes de bajar a la playa.


De nuevo en la arena, terminamos el paseo casi en el mismo lugar donde lo comenzamos, contemplando sin prisa la luz menguante del atardecer.




El broche final de un día perfecto lo pone la noche de Ciutadella, la antigua capital de Menorca. Sumergirnos en su casco histórico, con su aire señorial y deliciosamente decadente, es como entrar en otro mundo.


 

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