Santorini: Fira después del diluvio
Antes de tomar el autobús a Akrotiri disponemos de casi una hora que dedicamos a recorrer las estrechas y laberínticas calles del centro de Fira.
Durante la noche ha llovido a mares y las calles, todavía con
rastros de humedad y sin más turistas que nosotras, están extrañamente
tranquilas y silenciosas.
Caminando en dirección norte, hemos llegado en escasos
minutos a la parte alta de Fira. En esta zona se localiza el barrio católico,
conocido como Frangomachalas (barrio de los francos). Francos era el término
con el que los griegos se referían a los católicos occidentales.
Fue en esta área donde, a finales del siglo XVIII y
principios del XIX, las familias nobles de origen veneciano construyeron sus
mansiones, una vez que hubieron abandonado el castillo de Skaros.
Recordamos que por aquel entonces vivir en Skaros se había
vuelto demasiado peligroso a causa de los terremotos. Por otro lado, un lugar
tan inaccesible había dejado de ser necesario hacía mucho tiempo, ya que los
piratas, una verdadera plaga durante la época veneciana (del siglo XIII al XVI),
eran cosa del pasado.
En el camino de vuelta salimos al borde del acantilado.
Incluso esta calle, normalmente muy transitada, está solitaria en estos
momentos.
Nos detenemos, creo que por enésima vez, ante la pequeña
iglesia de Agios Stylianos, situada en el extremo mismo del acantilado.
Cuando ya es momento de ir pensando en terminar el paseo, nos perdemos de nuevo, en el mejor de los sentidos, por las callejuelas de Fira, esta vez en dirección a la estación de autobuses.
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