La Biblioteca de Adriano en Atenas: desde Roma con amor


A muy corta distancia de la plaza Monastiraki, justo al otro lado de la mezquita Tzistarakis, y casi formando parte de la misma plaza, se encuentra la entrada a las ruinas de la Biblioteca de Adriano.


El emperador Adriano, gran admirador de la cultura helena, fue siempre generoso con Atenas y la favoreció especialmente. Este es un ejemplo más.


Construida alrededor del año 132, la Biblioteca de Adriano es similar en su diseño a un foro imperial romano. Más concretamente se le compara con el de Vespasiano en Roma (normalmente conocido como Templo de la Paz).



La parte mejor conservada corresponde a la zona occidental. Son visibles los restos del propileo de orden corintio, que constituía la entrada al complejo. A izquierda y derecha de esta entrada monumental, unas columnas de mármol de Caristo, siete a cada lado, embellecían la fachada.


En el interior del recinto se abría un gran patio rectangular ajardinado con un estanque en el centro. Este espacio abierto estaba rodeado por un pórtico de cien columnas de mármol frigio, que no se conservan.



En cada una de las paredes de las galerías norte y sur se abrían tres nichos, dos semicirculares (exedrae) y uno rectangular (oikos).

En la parte oriental del edificio había una serie de estancias. La central y más grande era la biblioteca propiamente dicha, donde se guardaban los rollos de los manuscritos. Estaba flanqueada por dos pequeñas salas de lectura. Finalmente, en cada uno de los extremos había una sala de conferencias.


No hay que olvidar que la Biblioteca de Adriano era mucho más que un almacén del saber. Se trataba más bien de un centro cultural, un lugar de estudio, al que se acudía para escuchar disertaciones o discutir cuestiones de tipo intelectual.

Ciertamente, un ambiente muy distinto del que se respiraría en la vecina Ágora Romana, la plaza del mercado de la ciudad, ubicada justo al sur.


La Biblioteca de Adriano sufrió daños considerables durante el saqueo de los hérulos en el año 267. La muralla que se construyó tras la invasión seguía el contorno del edificio (en sus lados oeste, norte y este), dejándola dentro del recinto amurallado.


Durante la época bizantina, tres iglesias se sucedieron sobre el lugar anteriormente ocupado por el estanque central.


La primera, de cuatro ábisdes, data del siglo V. Sobre sus ruinas, siguiendo un trazado muy similar, se construyó en el siglo VII una basílica de tres naves que, tras su destrucción, fue sustituida por la iglesia de Megali Panagia, del siglo XII.


A estas iglesias corresponden las ruinas que podemos ver ahora en el centro del peristilo.


Todavía se conservan restos de otro pequeño templo más, éste en el exterior. Lo único que queda de la iglesia de Agios Asomatos sta Skalia (en las escaleras), construida en el siglo XII, es un fresco en la fachada junto al propileo (de ahí las escaleras).


Y es junto al propileo donde nos demoramos todavía un momento más antes de despedirnos.


 

 

  

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