El Ágora Romana de Atenas y la Torre de los Vientos: un mercado y una torre del reloj
Muy cerca del Ágora Antigua de Atenas, justo detrás de la Stoa de Atalo, se puede ver lo que queda del Ágora de César y Augusto, más conocida como Ágora Romana.
Este espacio público, construido entre los años 19 y 11
a.C., era el centro de la actividad comercial de la ciudad en época romana.
El edificio, el primer centro comercial organizado de
Atenas, contaba con un gran patio rectangular rodeado de stoas. Estas galerías
porticadas disponían de una columnata interior en los lados norte y sur,
mientras que las de los lados este y oeste tenían estancias cerradas para
tiendas y almacenes.
En el siglo II d.C., en época de Adriano, el patio se
pavimentaría con losas de mármol.
Además de los restos de las columnas del peristilo (excepto
la parte norte, que permanece sin excavar) son visibles las ruinas de las dos
entradas monumentales.
La más importante y mejor conservada se localiza en el lado
occidental. Se trata de la puerta de Atenea Arquegetis, por la que en la
actualidad se accede al sitio arqueológico del Ágora Romana.
Construida en orden dórico, una inscripción en el arquitrabe
nos da a conocer que fue financiada con las donaciones de Julio César y
Augusto.
La segunda entrada se encuentra en el lado oriental. Las
escaleras de este propileo de orden jónico conducen a los restos de otras
edificaciones vecinas.
Además de las ruinas de unas letrinas de la época de
Vespasiano (siglo I d.C.), se conserva parte de la escalinata y la triple
arcada del Agoranomion (siglo I a.C.).
Sin embargo, el edificio más llamativo y mejor conservado es
el que se encuentra entre estos dos.
La espléndida Torre de los Vientos (en torno al año 100 a.C.), atribuida al astrónomo Andrónico de Cirro, servía a la vez como estación meteorológica y torre del reloj.
En cada uno de los lados de este edificio octogonal se muestra un relieve de un dios del viento.
Cada divinidad aparece representada con los atributos que le caracterizan. Bóreas (norte), que trae el frío aire invernal, sostiene una caracola. Cecias (noreste) vacía un escudo lleno de granizo. Apeliotes (este) porta los frutos y semillas que hace madurar. Euros (sureste) se abriga con una gruesa capa. Notos (sur), portador de lluvia, vacía una jarra de agua. Libis (suroeste) dirige un barco mientras se aferra al aplustro (popa). Céfiro (oeste), el viento de las suaves brisas de primavera, aparece portando flores. Escirón (noroeste), el viento frío y seco de principios de invierno, vacía cenizas de una ancha vasija. (¡Buf!)
Escirón, Céfiro y Libis |
Céfiro y Libis |
Euros, Apeliotes y Cecias |
Cecias y Bóreas |
Originariamente, en lo alto del tejado había una veleta de bronce en forma de Tritón que señalaba con su tridente la dirección del viento.
Bajo las figuras de los ocho dioses había relojes solares, uno en cada lado, cuyas trazas todavía son visibles en la actualidad.
Céfiro, Libis y Notos. Debajo se adivinan las trazas de los relojes solares |
Además, en el interior funcionaba un reloj de agua, muy útil en días nublados o por la noche.
Una fuente en la ladera de la Acrópolis alimentaba este reloj de agua o clepsidra. Para que la presión hidráulica fuera constante, el agua se almacenaba en una cisterna, cuyos restos se pueden ver en la fachada sur de la torre.
Notos (y la cisterna debajo), Euros y Apeliotes. |
A pesar de haber perdido su función original y al igual que ocurre con otros monumentos, la Torre de los Vientos ha llegado hasta nuestros días en buen estado gracias a su uso continuado a lo largo de los siglos, primero como iglesia cristiana y más tarde como tekke durante el período otomano.
Esto último, por otro lado, le salvó de la rapacidad de Lord Elgin, que también había puesto sus ojos en ella con el objeto de llevársela a su país.
Del período otomano es igualmente la Mezquita Fethiye (de la Conquista), que data del año 1456.
Ubicada en la parte norte del sitio arqueológico del Ágora Romana, esta mezquita fue construida sobre las ruinas de una basílica cristiana.
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