El barrio de Kastelli en Chania: sobre la colina y bajo la colina

Chalidon, la calle que divide en dos el casco antiguo de Chania, discurre hacia el norte en línea recta hasta desembocar en la animada plaza Eleftheriou Venizelou.


Eleftherios Venizelos, quizás el más célebre político de Creta, por no decir de toda Grecia, solía dar sus discursos aquí. Tras su muerte, acaecida en 1936, la plaza lleva su nombre.

En su tiempo se la llamó Mavrovounio, en honor a los instructores de la Gendarmería de Creta que habían venido de Montenegro. Eran los agitados años (¿y cuándo no lo fueron?) del Estado de Creta, el período que va desde el fin de la dominación otomana (1898) hasta la unión con Grecia (1913).

Popularmente, sin embargo, la plaza sigue siendo Sintrivani, la plaza de la fuente. Porque parece que desde que existe siempre ha tenido una, desde la fuente veneciana decorada (oh, sorpresa) con cabezas de leones, que luego los turcos reemplazaron, hasta la que vemos en la actualidad, de mármol blanco inmaculado.

Justo a su lado se conservan restos de la muralla bizantina que en otro tiempo protegía la colina de Kastelli. Nos conformamos con verlos desde abajo, ya que ahora están integrados en un edificio de viviendas. Pero un poco más al norte, sobre la plaza de la mezquita Küçük Hasan, la antigua muralla constituye un fantástico mirador que es accesible para todos. Solo hay que adentrarse en las calles de Kastelli y buscar un camino hasta el punto más alto. Desde la plaza Sintrivani, o Eleftheriou Venizelou, la ruta más natural comienza en el lugar donde debió estar la puerta oeste.

Se puede considerar el barrio de Kastelli como el germen de la ciudad de Chania, ya que desde el Neolítico ha estado habitado sin interrupción. No fue hasta la era veneciana cuando la ciudad se expandió más allá de los límites de la muralla bizantina. Aun así, las residencias de las autoridades y los edificios gubernamentales continuaron establecidos aquí. Encontramos sin dificultades el complejo de edificios de lo que fue el llamado Palazzo del Rettore.



Al igual que en los otros barrios del casco viejo, en Kastelli abundan los contrastes. Mientras que algunos edificios se han recuperado, otros se dejan ver en distintos grados de abandono. El modo en que coexisten y se entremezclan hace que los descubrimientos sean infinitos.



Esta zona sufrió especialmente los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que muchas casas quedaron destruidas hasta los cimientos. Dicen que siempre hay que buscar el lado positivo de las cosas. En este caso, lo bueno fue que los arqueólogos por fin encontraron evidencia de algo que ya suponían, esto es, que aquí debajo yacen los restos de la mítica Kydonia, una de las ciudades más importantes de la civilización minoica. La parte excavada, visible para todos pero accesible solo para los gatos, ocupa una plaza que da a la calle Kanevaro, la arteria principal del barrio de Kastelli.

Las bombas tampoco respetaron el monasterio de Santa Maria dei Miracoli (1615), cuya iglesia fue una de las más importantes de la ciudad durante la época veneciana. En la actualidad sus ruinas forman parte de un hotel.



A pocos metros del viejo monasterio transformado en hotel, en la mismísima cima de la colina de Kastelli, hay un gran edificio, ahora ocupado por okupas, que fue residencia del pachá en la era otomana. Frente a él se abre una amplia explanada cuyo único límite es la antigua muralla bizantina.

Cual pachás de otros tiempos, nos asomamos al mirador y contemplamos la plaza de la mezquita Küçük Hasan como si fuera nuestra. Es más, el puerto veneciano iluminado por miles de luces y el elegante faro egipcio también nos pertenecen.



Se puede bajar rápidamente hasta el puerto por las escaleras que conducen al edificio conocido como Megalo Arsenali (gran arsenal). Una vez en la orilla, ya no nos sentimos tan grandes: el faro egipcio ejerce su hechizo y solo es posible dejarse atrapar como polillas.



Pero en este momento la mezquita está abierta al público. Dejó de funcionar como lugar de culto en 1923 y ahora solo se utiliza para eventos y exposiciones. La ocasión para admirar el interior no se puede desperdiciar.


Para terminar el día, nada mejor que un paseo por el puerto bajo la colina de Kastelli. Quizás nos llevemos a casa un bonito recuerdo… tangible, que inmateriales van a ser muchos.




 

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