Madrid: Matadero 16 o la experiencia inmersiva de Klimt
El antiguo Matadero y Mercado Municipal de Ganados, ubicado en el madrileño barrio de Legazpi, fue uno de los principales abastecedores de carne de la ciudad durante la mayor parte del siglo XX.
Abandonada su función original, pero reconocido su valor arquitectónico, el conjunto de los ahora ya centenarios edificios se ha recuperado y adaptado para poder tener una segunda vida. Así, el viejo recinto industrial ha sido transformado en un gran espacio cultural y de ocio que, en honor a su pasado, ha recibido el nombre de Matadero Madrid.
Lo que buscamos está en la Nave 16. Se trata de una exposición acerca de la obra de Gustav Klimt (1862-1918).
Decir esto es correcto (es una exposición y el tema es la obra de Klimt) pero no muy exacto, ya que no proporciona una idea adecuada del carácter de la muestra. Hay paneles explicativos, es cierto, pero en todo lo demás la exhibición se aparta de lo tradicional.
Los creadores habían prometido una experiencia inmersiva dedicada al arte de Klimt. Y han cumplido su promesa, a su vez haciendo arte valiéndose de la tecnología.
La inmersión tiene lugar en la sala de proyección (1.200 m² de pantalla envolvente), donde se narra de manera espectacular la trayectoria artística de Klimt. Es una narración sin palabras, que va directa a los sentidos, con una banda sonora sensacional y, sobre todo, fantásticas animaciones basadas en la obra del genial pintor.
Además de inmersiva, la exposición es también interactiva. Podemos comprobar, por ejemplo, si hemos salido inspirados de la proyección decorando nosotros mismos un dirigible o un vagón de noria y verlos después, flotando o girando, en una animación gigante de la Viena de Klimt. O posar en un fotomatón para que nos haga un retrato imitando el inconfundible estilo del artista austríaco.
Pero el broche final lo pone otra intensa experiencia sensorial. Son las gafas de realidad virtual las que vuelven a sumergirnos (aún más plenamente, que todavía es posible) en el rico y colorido universo de Klimt.
Así que no es de extrañar que la sensación de entusiasmo sea general al salir de la Nave 16 de Matadero Madrid.
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