Skaros en Santorini: una roca notoria y una iglesia remota
Un sinuoso camino lleno de escaleras nos ha conducido hasta la pequeña capilla de Agios Ioannis Apokefalistis (San Juan decapitado), situada en las afueras de Imerovigli.
Esta capilla, que muy acertadamente también recibe el nombre
de Agios Ioannis Katiforis (cuesta abajo),
es el punto de partida de un paseo muy popular que ningún turista de visita en
Santorini debería perderse.
La ruta discurre por la roca Skaros, que se alza frente a la
localidad de Imerovigli. Este enorme promontorio, visible desde muchos lugares
de la isla, resulta inconfundible por la formación rocosa de unos veinte metros
de altura que corona su cima.
En principio resulta sorprendente saber que en otro tiempo
Skaros estuvo densamente habitado.
Durante la dominación veneciana, que tuvo lugar a partir del
siglo XIII, en este lugar se construyó un castillo, que sería el más importante
de los cinco con los que llegó a contar Santorini.
El carácter abrupto e inaccesible del terreno lo hacía ideal
para protegerse de los continuos ataques de los piratas, por lo que Skaros se
convertiría en el mayor asentamiento de la isla, y de hecho su capital.
Su decadencia comenzaría a partir del siglo XVI, cuando
Santorini pasó a formar parte del imperio otomano, con lo que las incursiones
piratas dejaron de ser una gran amenaza.
El principio del fin, sin embargo, tuvo lugar en 1650 con la
erupción del volcán Kolumbo, que causó grandes daños.
Sucesivos terremotos, especialmente intensos en el siglo
XVIII, forzaron a la población a abandonar Skaros, que terminaría
estableciéndose mayoritariamente en Fira, la nueva capital.
Para principios del siglo XIX, Skaros había quedado
totalmente deshabitado.
En la actualidad apenas queda rastro de ocupación humana. No
obstante, una maravillosa sorpresa nos aguarda casi al final del camino.
Tras haber rodeado el promontorio, sólo tenemos que recorrer
unos pocos metros para, de manera inesperada y por así decirlo a nuestros pies,
ver aparecer una solitaria iglesia.
Se trata de la iglesia de Panagia Theoskepasti, situada frente
a la isla de Thirasia.
Nos tomamos nuestro tiempo para rodear la pequeña iglesia y
contemplarla desde todos sus ángulos antes de acomodarnos en el mirador que se
extiende frente a ella para descansar y disfrutar de las vistas.
De regreso a Imerovigli, nos detenemos para admirar una vez
más las islas del centro de la caldera, que tan familiares nos resultan ya. En
primer plano se sitúa Nea Kameni (nueva quemada), de cuya formación fueron
testigo los antiguos habitantes de Skaros, y que continúa creciendo (su última
erupción tuvo lugar en 1950).
Tras ella, se distingue Palea Kameni (antigua quemada), cuya
creación, hace aproximadamente dos milenios, está documentada por numerosas
fuentes griegas y romanas.
Y un poco más lejos, el pequeño islote de Aspronisi, que
forma parte del perímetro de la caldera.
Sobre las paredes del acantilado del interior de la caldera,
donde son visibles las distintas capas de roca volcánica, reconocemos las
poblaciones de Firostefani y Fira.
Lejos en la distancia se vislumbra el monte Profitis Ilias,
que con sus 567 metros constituye la mayor elevación de Santorini.
Enfrente nos espera la blanca Imerovigli. Desde aquí nos
llama poderosamente la atención el bloque de roca negra sobre el que se sitúa
la capilla de Agios Georgios.
Ya de vuelta en la capilla de Agios Ioannis Apokefalistis, hacemos una última pausa. Es un buen momento para saber qué hay de nuevo por el mundo…
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